Pese a todo.

    Que realmente somos seres egoístas, rencorosos, envidiosos, imperfectos. Y cometemos errores, y hacemos daño a las personas a las que más queremos. Y lloramos, sufrimos, reimos, gritamos, nos dejamos llevar. Tenemos sueños y miedos, luz y oscuridad. La capacidad tanto de amar como de odiar por encima de todo. En algunos momentos somos para los demás la mejor persona del mundo, en otros no podríamos hacerles más daño.

     Pero pienso que realmente, lo que merece la pena de los humanos, es que podemos amar y sentirnos amados, llorar, sentir. Porque es realmente lo que nos convierte en personas, el que podemos sentir. Cualquier cosa, puede transmitirnos sensaciones. Alegría, tristeza, miedo, incertidumbre... Cada persona es un mundo hecho de dudas, envidia, alegría, miseria, huidas, fallos, dolor, inocencia, frío, esperanza, calor, cariño, lágrimas, sonrisas, soledad, arrepentimiento, errores... tanto de uno mismo como de los que le rodean. Y por eso nadie es perfecto, porque todos cometemos errores, que pueden hacernos sufrir, o hacer sufrir a los demás, pero que nos hacen cambiar inevitablemente