martes, 12 de octubre de 2010

Dah.

Los errores no se eligen, para bien o para mal. Y siempre se cometen. Sean grandes o pequeños, pero siempre son cometidos. Hay veces que no les damos importancia, nos parecen irrelevantes, o olvidados por las personas a las que hicieron daño. Pero muchas veces, esos errores a los que ya no damos importancia, se vuelven en contra nuestra. Lo peor es que no podamos arreglar ese error ya, quedarnos impotentes sentados, viendo la vida pasar, y preguntandonos ¿Qué habría pasado si hubiera resuelto esto desde el principio?

Y ahora mismo estoy esperando que gente a la que no le importo lo más mínimo venga a preocuparse por mí. Porque en el fondo siguen importandome, y porque no olvido todas esas sonrisas, esos gestos de cariño... Y esos momentos a su lado, durante 12 largos años. Que no son amigos de verdad, sino gente con la que te diviertes y a la que le he cogido muchísimo cariño, más del que debería. Y sigo esperando una sonrisa, un abrazo, que me haga romper a llorar definitivamente, y que me diga que todo vuelve a estar bien.

La gente me dice que no me preocupe, que son cosas sin importancia, que no llore por "subnormales". Pero, realmente, sigo siendo una niña, a la que le gusta que le digan te quiero y que no puede evitar preocuparse por cosas realmente estúpidas. Pero aún así, también me pasan cosas que no ha sufrido nunca ninguna persona de mi edad, que yo conozca.

Y a veces odio con todas mis fuerzas esta sensibilidad y deseo poder decir "me resbala" sin hacerlo solo para que no se preocupen por mí.


¿Por qué es a veces todo tan difícil?

No hay comentarios:

Publicar un comentario