En ese momento se te para el corazón y quedas como aturdida, no terminas de asumirlo. Luego la verdad y lo que conlleva te golpea como una maza, te quedas sin respiración y balbuceando palabras estupidas, te das la vuelta y te marchas. Nadie se da cuenta de como te ha afectado eso, de que tu aturdimiento es proporcional al dolor que te produce esa afirmación. No hay nada peor que la muerte ya que es irreversible. Y acontecimientos que en otro momento te habrían resultado no indiferentes, pero sí más suaves, te pueden destrozar en medio segundo.
"Vas a tenerme aquí siempre. No, escúchame. Si me necesitas, si lo estás pasando mal, siempre puedes llamarme. En cualquier circunstancia, estoy. Recuérdalo siempre."